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26/6/25

En el laberinto de Tim Burton: “Es como entrar en su mente”

En el laberinto de Tim Burton: “Es como entrar en su mente”

En el laberinto de Tim Burton: “Es como entrar en su mente”

La escena se repite cada vez que alguien cruza una de las múltiples puertas de Tim Burton, El Laberinto: al abrir, no hay un pasillo predecible ni una sala simétrica, sino una sorpresa visual, escénica y emocional. Como si uno entrara en la mente del cineasta estadounidense, en sus obsesiones gráficas, sus monstruos entrañables, sus habitaciones melancólicas. “Es como entrar en una fan house hecha por él", resume Iñaki Fernández, productor y alma detrás del proyecto que abre su versión mexicana este 3 de julio en el Casino del Bosque de Ciudad de México.

 

La muestra, que ya ha recorrido Madrid, París y Milán, llega a la capital mexicana con una novedad: incluirá más arte cedido por el propio Tim Burton que en cualquier otra ciudad anterior. “Los mexicanos van a tener la oportunidad de poder ver una exposición enriquecida”, dice Fernández, CEO de la productora LETSGO. “El director ha estado totalmente involucrado y lo ha tomado como uno de sus proyectos. Ha dicho que crearla ha sido como hacer una película”.

 

La mente detrás de este universo visual es Tim Burton, el cineasta estadounidense que ha creado algunos de los imaginarios más reconocibles y oscuros del cine contemporáneo. Con títulos como Beetlejuice (1988), Batman (1989), El joven manos de tijera (1990), El cadáver de la novia (2005) y El extraño mundo de Jack (1993), Burton ha moldeado una estética gótica, melancólica y profundamente personal que trasciende generaciones. Esta experiencia inmersiva no reproduce sus películas, sino que invita a atravesarlas, explorarlas desde adentro, como si fueran espacios físicos habitables.

 

La idea surgió, como muchos giros audaces en la carrera de Fernández, tras un “no” rotundo. En 2021, LETSGO planeaba presentar el musical Charlie y la fábrica de chocolate en Madrid y quiso acompañarlo con El mundo de Tim Burton, la exposición que se había presentado años antes en el Museo Franz Mayer de Ciudad de México. Pero la gira asiática de esa muestra lo impedía. “A nosotros no nos gusta un no por respuesta”, dice. Y le propuso al director algo distinto: una experiencia inmersiva inédita, construida desde cero. “Le mandamos una propuesta de crear El Laberinto. Le encantó la idea y, ahora, tres años después, ya hemos recorrido un montón de países y en México será un éxito increíble”, augura.

 

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