28/10/25
El transporte público no es para cuerpos diversos en CDMX
El transporte público no es para cuerpos diversos en CDMX

Sin espacio: el transporte público no es para cuerpos diversos en CDMX
Cada mañana, Johana de la Cruz, o Jowi, como prefiere que la llamen, viaja dos horas en transporte público para llegar a su trabajo. Entre torniquetes estrechos, pasillos angostos y asientos reducidos, su cuerpo debe adaptarse a una infraestructura que no fue pensada para cuerpos diversos.
“Creo que a la gente muchas veces le he estorbado en su pasar. Me empujan para pasar o se incomodan si me siento porque ocupo más espacio del que está pensado”, cuenta.
Lo que Jowi vive no es un caso aislado.
Erika Bulle, quien se define como “artivista gorda”, explica que los cuerpos grandes enfrentan obstáculos desde el ingreso al metro.
“El espacio masa para entrar y salir del metro se vuelve complicadísimo. En hora pico te conviertes en el gran estorbo”, dice Bulle.
En el activismo, la expresión “persona gorda” se usa como un descriptor neutral del tamaño corporal, no como un insulto. Sin embargo, señala Bulle, los espacios públicos y el lenguaje cotidiano siguen reproduciendo exclusiones.
Una ciudad para cuerpos estándar
Jowi y Bulle coinciden en que los cuerpos fuera de la norma deben justificar su presencia en espacios diseñados para un estándar, como en los medios de transporte.
“No se piensa en las corporalidades, sino en que quepa más gente”, señala Jowi. “Tener que pasar de lado por un torniquete o evitar sentarte no solo es incómodo, también es humillante”.
La urbanista Emelina Nava, investigadora de El Colegio de México, explica que el diseño del transporte se basa en percentiles que buscan cubrir las necesidades del 90% de la población.
“El tiempo de ahorro es la variable más importante. La equidad rara vez se considera prioritaria”, dice.
Según datos del Sistema de Transporte Colectivo, más de 200 millones de viajes urbanos se realizaron en enero de 2025. Al menos un 10% de las personas viaja en condiciones que no se ajustan al modelo corporal promedio.
Aunque desde 2019 la Constitución mexicana reconoce la movilidad como un derecho humano, la infraestructura no garantiza el acceso equitativo. Escaleras, torniquetes y asientos siguen siendo barreras físicas de una violencia simbólica cotidiana.
Gordofobia: una violencia estructural
La discriminación por peso tiene un impacto mayor en las mujeres. La socióloga Esther Pineda definió este fenómeno como “violencia estética”: la presión por ajustar el cuerpo a un ideal de delgadez.
Esa insistencia se refuerza con mensajes constantes: en el comercial de cremas que prometen blanquear la piel o en los anuncios que ofrecen cirugías para afinar la cintura.
Jowi dice que enfrenta violencias particulares por su físico y por su género. “En los vagones de mujeres hay menos espacio y siempre están más llenos. Pareciera que los cuerpos grandes no caben ahí”.
En México, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) ha reconocido oficialmente la gordofobia como una forma de violencia y discriminación que atenta contra los derechos humanos. En marzo de 2023, el organismo llamó a “romper los estereotipos de cuerpos y tallas” para avanzar hacia una sociedad incluyente.
El cuerpo como territorio político
La nutricionista Marion Ramírez explica que la gordofobia no solo es estética, sino moral.
“A las personas gordas se les asocia con flojera o abandono, como si su cuerpo fuera resultado de no esforzarse. Pero cualquier corporalidad puede responder a factores genéticos o culturales”, sostiene.
Para Ramírez, la clave está en dejar de patologizar los cuerpos grandes: “Se puede estar sano siendo gordo”.
Desde hace cuatro años, Erika Bulle dejó de usar el transporte público por la incomodidad que le provocaba.
Por su parte, Jowi piensa que cualquier persona debería poder ocupar el espacio que necesite con libertad.
“Me siento orgullosa de ocupar el espacio que ocupo, porque es mi cuerpo y tengo derecho a hacerlo”, dice Jowi.
Sigue escuchando esta historia en el podcast “Viajar en un cuerpo gordo”.

