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28/8/25

El elemento inadvertido del fenómeno ‘Las guerreras k-pop’

El elemento inadvertido del fenómeno ‘Las guerreras k-pop’

El elemento inadvertido del fenómeno ‘Las guerreras k-pop’

El elemento inadvertido del fenómeno ‘Las guerreras k-pop’

Más allá de sus canciones pegadizas y sus personajes memorables, la película de Netflix hace un trabajo admirable a la hora de captar lo que supone ser un fan adorador.

 

El fin de semana pasado vi tres veces Las guerreras k-pop, el ineludible megaéxito del verano de Netflix. Una vez en el Teatro París, ese imponente cine de arte y ensayo cerca de Central Park, como parte de una serie de proyecciones cantadas por todo Estados Unidos. Más tarde, ese mismo día, cuando llegué a casa. Y otra vez al día siguiente. Eso significa que desde el estreno de la película la he visto 6 o 7 veces, y cada vez que lo hago me vuelvo a fascinar con sus efectos visuales vibrantes y sus melodías contagiosas.

 

Esa media decena de veces que he visto la película siguen estando muy lejos de los fanáticos más devotos de Las guerreras k-pop, muchos de los cuales me encontré en las proyecciones cantadas.

 

La proyección a la que fui era tanto una función en la que se cantaban las canciones como en la que se recitaban los diálogos; muchos de los pequeños espectadores estaban tan familiarizados con la película que también replicaban las líneas.

 

Niñas con largas trenzas moradas, como Rumi, la heroína de Las guerreras, y con camisetas y gorras de la película, hacían fila para hacerse fotos con las cosplayers. Pero no eran solo niñas; mi fila en el cine era exclusivamente de adultos. La mujer adulta que estaba a mi lado cantaba y gritaba con tanta pasión como el resto.

 

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